El ladrillo como elemento compositivo.
El ladrillo es un elemento constructivo que se ha utilizado desde la antigüedad, nos podemos remontar a la historia arquitectónica a hace unos 11 000 años.
Se caracteriza principalmente por ser muy flexible, al utilizarse en la elaboración de pisos, muros, paredes, pilares entre otros elementos constructivos. Otra de sus cualidades son sus propiedades térmicas, que proporciona en sus interiores un ambiente confortable en días cálidos y fríos.
Y es esta flexibilidad que ha permitido que se desarrollen edificios con soluciones formales que utilizan el ladrillo, utilizando la pureza heredada del minimalismo, pero sin dejar de lado la calidez visual y sensorial que desde tiempos inmemorables nos proporciona este pequeño bloque color terracota.
Una frase de Louis Kahn: “incluso un ladrillo quiere ser algo más. Un ladrillo quiere ser mucho más. Tiene ambiciones. Incluso un simple y ordinario ladrillo quiere ser algo mejor que esto. Así debemos ser todos”.
En ese sentido metafórico, Luis Kahn nos enseña que la voluntad puede transformar un simple ladrillo, y elevar el espíritu humano, de eso se trata la arquitectura.